
Las reglas de la globalización, la de la pasta, están puestas desde hace muchos siglos. Lo que pasa es que ahora se hace con más 'charme'. Vamos con una elegancia que se iguala al descaro con el que se nos trata a la masa. Y me explico.
Sabéis que la banca española ha triplicado sus beneficios en sólo seis años. Sí, ya sé que hay realidades inmutables que no se pueden ni se deben discutir. Pero a uno le entra un cierto sofoco que estos señores exprimidores del bolsillo ajeno encima se pavoneen de su saqueo.
Otra de la misma clase. PRISA ganó en 2006 sólo 229 millones de euros. Vale, están en su derecho. O no. Sobre todo porque son adalides de la izquierda justa, esa que propaga los beneficios (sociales) del Estado del Bienestar. Una empresa que organiza una campaña de promoción, en la que se regalan cochazos y lofts a cambio de que los (otra vez) beneficios de la campaña vayan a parar a UNICEF. Que generosos...
Y mientras, los jueces mandan tres años a la trena a dos obreretes de los astilleros de Gijón, Cándido López Carnero y Juan Manuel Martínez, que como delito mayor tienen el haber sido acusados de romper una cámara de vigilancia, en el fragor de una movilización sindical que protestaba por los despidos masivos generados por la reconversión industrial del norte. Estos dos hombres inspiraron la historia de 'Lunes al sol', la estupenda película de Fernando León de Aranoa, que protagonizó Javier Bardem. Como mola. ¿Dónde está la justicia del Estado de Derecho con el que se llena la boca de mierda a Zaplana, Rubalcaba, Acebes, López Aguilar y toda la caterva de seres falsos y mendaces que pueblan el teatro de la política nacional.
Pues si os parece poco esto, ahí va el resto: Hoy dice la prensa que la Comisión Europea va a multar a un cártel de fabricantes de ascensores por pasarse una pila de años poniéndose de acuerdo para colocar los precios de sus servicios por las nubes. Como no había competencia ni ley que les metiera mano, ellos se lo guisaban y se lo comían. Ah, sí. Estos no van a la cárcel. ¡Faltaría más!
Sólo nos queda marcharnos a escuchar las exquisitas canciones de Jorge Drexler, al auditorio de Comisiones Obreras, el viernes a las 22.30. Con sus melodías susurrantes y sus letras tan reales como duras, voy a tratar de olvidarme de que la realidad nos la pintan como quieren, los que controlan los hilos del poder, y al resto de los mortales nos queda rabiar, o desahogarnos en un blog. Bueno, algunos también luchan. Bien por los que luchan.
Sabéis que la banca española ha triplicado sus beneficios en sólo seis años. Sí, ya sé que hay realidades inmutables que no se pueden ni se deben discutir. Pero a uno le entra un cierto sofoco que estos señores exprimidores del bolsillo ajeno encima se pavoneen de su saqueo.
Otra de la misma clase. PRISA ganó en 2006 sólo 229 millones de euros. Vale, están en su derecho. O no. Sobre todo porque son adalides de la izquierda justa, esa que propaga los beneficios (sociales) del Estado del Bienestar. Una empresa que organiza una campaña de promoción, en la que se regalan cochazos y lofts a cambio de que los (otra vez) beneficios de la campaña vayan a parar a UNICEF. Que generosos...
Y mientras, los jueces mandan tres años a la trena a dos obreretes de los astilleros de Gijón, Cándido López Carnero y Juan Manuel Martínez, que como delito mayor tienen el haber sido acusados de romper una cámara de vigilancia, en el fragor de una movilización sindical que protestaba por los despidos masivos generados por la reconversión industrial del norte. Estos dos hombres inspiraron la historia de 'Lunes al sol', la estupenda película de Fernando León de Aranoa, que protagonizó Javier Bardem. Como mola. ¿Dónde está la justicia del Estado de Derecho con el que se llena la boca de mierda a Zaplana, Rubalcaba, Acebes, López Aguilar y toda la caterva de seres falsos y mendaces que pueblan el teatro de la política nacional.
Pues si os parece poco esto, ahí va el resto: Hoy dice la prensa que la Comisión Europea va a multar a un cártel de fabricantes de ascensores por pasarse una pila de años poniéndose de acuerdo para colocar los precios de sus servicios por las nubes. Como no había competencia ni ley que les metiera mano, ellos se lo guisaban y se lo comían. Ah, sí. Estos no van a la cárcel. ¡Faltaría más!
Sólo nos queda marcharnos a escuchar las exquisitas canciones de Jorge Drexler, al auditorio de Comisiones Obreras, el viernes a las 22.30. Con sus melodías susurrantes y sus letras tan reales como duras, voy a tratar de olvidarme de que la realidad nos la pintan como quieren, los que controlan los hilos del poder, y al resto de los mortales nos queda rabiar, o desahogarnos en un blog. Bueno, algunos también luchan. Bien por los que luchan.